Marco regulatorio de la Edición Genética en Latinoamérica
Los países latinoamericanos han abordado la regulación de los organismos editados en dos sentidos: quienes diferencian los organismos editados de los modificados genéticamente, y los que no.
Aquí encontrará un panorama del estado regulatorio de los cultivos editados genéticamente (EGs) en Latinoamérica a 2023.
Los avances en biotecnología han revolucionado la forma en que la humanidad interactúa con la naturaleza y los organismos vivos. Uno de los desarrollos más significativos en este campo es la edición genética, que permite realizar modificaciones precisas en el ADN de plantas, animales y microorganismos para incrementar o suprimir la expresión de ciertas características de interés.
Desde el punto de vista de sostenibilidad ambiental, según un diagnóstico de Fontagro en 2022, en los distintos países de la región se está trabajando en eficiencia de uso del agua y resistencia a la sequía en soya, papa, arroz, frijol, sorgo, maíz y pasturas; así como en el incremento de la resistencia genética de soya, trigo, arroz y especies forrajeras frente a enfermedades causadas por hongos, desarrollos que impactarán positivamente en una disminución de fungicidas.
En América Latina, esta tecnología ha suscitado tanto entusiasmo como inquietud, y la regulación de los organismos editados genéticamente (OEGs) se ha convertido en un tema de discusión para cada nación y su gobierno de turno.
En Latinoamérica, la agricultura y la producción de alimentos son fundamentales en la economía de muchos países latinoamericanos. La edición genética se ha realizado de manera experimental con éxito en una serie de importantes cultivos agrícolas, como arroz, maíz, soya, papa, cebada, sorgo y trigo, así como también en especies forestales como álamo.
Esto ha permitido la modificación de diversos rasgos de interés agrícola como la resistencia a herbicidas, la tolerancia a enfermedades y sequía, y la modificación de la composición química y/o nutricional de los productos de cosecha.
Los países latinoamericanos han abordado la regulación de los organismos editados en dos sentidos: quienes diferencian los organismos editados de los modificados genéticamente, y los que no.
En el siguiente mapa se puede observar esto a detalle:
Algunos países han optado por marcos regulatorios más estrictos, exigiendo evaluaciones exhaustivas de seguridad y etiquetado detallado de los productos editados. Otros, en su gran mayoría, han determinado que la revisión detallada se realice dependiendo de la característica de interés en el producto final, entendiendo que no representan un riesgo por haberse intervenido genéticamente.
En 2022, Luis Ventura para Genetic Literacy Project, describió que mientras la Unión Europea continúa debatiendo el estatus regulatorio de los cultivos editados genéticamente, la región LATAM representada por varias naciones (Colombia, Argentina, Brasil, Chile, Perú, Honduras, Guatemala, Costa Rica, entre otras) ha creado marcos regulatorios que abrirá la puerta a la innovación.
Debido a que la edición de genes no implica un transgénico como resultado, los cultivos mejorados con CRISPR se consideran convencionales, a efectos regulatorios, sin necesidades adicionales.
Los marcos regulatorios de los cultivos EGs en Latinoamérica tienden a basarse en aspectos como seguridad alimentaria, impacto ambiental y bioseguridad. Muchos países han establecido agencias reguladoras específicas para supervisar la investigación y la comercialización de productos editados genéticamente, así como para garantizar que se cumplan los requisitos de evaluación de riesgos.
Para ser más puntuales, la regulación para cultivos editados en cada país está de la siguiente manera:
Para una información más detallada puede visitar el rastreo que realizó Genetic Literacy Project de la regulación de edición genética a nivel mundial. Allí se especifica la trayectoria por años de cada país y se encuentran los documentos que sustentan el marco regulatorio actual de cada país. En el caso de Colombia, aquí puede leer más sobre el marco regulatorio de la edición genética para el mejoramiento vegetal.
La regulación de los cultivos EGs en Latinoamérica enfrenta desafíos significativos. Uno de los principales, en algunos países, es la falta de capacidad institucional para llevar a cabo una evaluación rápida y eficaz.
Además, la información y la educación pública sobre los organismos editados genéticamente son a menudo limitadas, lo que puede llevar a la desinformación y a la formación de opiniones infundadas.
La coexistencia de cultivos editados genéticamente y otro tipo de semillas o prácticas también es un debate sobre la mesa. La ciencia reconoce las prácticas y productos agrícolas tradicionales y no busca eliminarles ni sustituirles, por el contrario, considera que la elección de uno u otro debe estar en el agricultor y el consumidor.
Es por ello que uno de sus objetivos es aportar a la sostenibilidad por medio de desarrollos que logren la adaptabilidad de los productos a las condiciones ambientales, económicas y demográficas del planeta.
A medida que la tecnología y la ciencia continúan avanzando, la regulación de los editados genéticamente en Latinoamérica seguirá evolucionando. Los gobiernos deberán encontrar la forma de educar sobre la innovación biotecnológica y promoverla, entendiéndose esta como una herramienta para garantizar la seguridad alimentaria y sostenibilidad. Esto requerirá una inversión en investigación científica, capacidad regulatoria y educación pública.
En la actualidad, la comunidad global de investigadores que utilizan CRISPR cuenta con más de 40.000 miembros en 20.000 instituciones, que han documentado su investigación en más de 20.000 estudios revisados y publicados por pares en revistas indexadas (Kuiken & Kuzma, 2021).
Además, la cooperación regional podría desempeñar un papel fundamental en la armonización de las regulaciones y la divulgación de mejores prácticas en el sector agrícola. El intercambio de información y la colaboración entre países pueden ayudar a abordar los desafíos comunes de manera más efectiva.
En última instancia, la regulación de los organismos editados genéticamente en Latinoamérica debe basarse en la evidencia científica sólida y la transparencia en el proceso de toma de decisiones. Solo a través de un enfoque integral y colaborativo se podrán maximizar los beneficios de la biotecnología mientras se desmitifican los riesgos.