Edición genética regulada se abre paso en más países
Tener una edición genética regulada se abre paso en más países es el propósito de Reino Unido, Suiza y varios países africanos, que demuestran que las puertas se abren cada vez más.
La edición genética regulada es una realidad cada vez más palpable en varias partes del mundo. El 18 de marzo de 2022, el parlamento suizo decidió que las plantas cultivadas mediante nuevos métodos de crianza, como el CRISPR/Cass9, no podrían ser equiparables con aquellas que tienen material genético de otra especie, más conocidas como transgénicos.
Aunque la decisión no suene trascendental, es un paso gigante para la biotecnología moderna en este país, pues la modificación genética en plantas fue prohibida allí desde 2005 mediante un referendo.
Desde entonces, la moratoria se ha extendido cada cuatro años e irá hasta 2025, pero esta vez, con un cambio: ya no estarán incluidas las plantas genéticamente editadas. Además, el gobierno suizo planea presentar, en 2024, para aprobaciones basadas en riesgos.
No lejos del país europeo, el Reino Unido parece estar aprovechando su salida de la Unión Europea para fortalecer su agricultira y tener mejores herramientas para enfrentar el cambio climático con nuevas técnicas de modificación genética.
En un primer paso, el parlamento británico decidió que los campos de prueba con plantas editadas genéticamente no necesitarían pasar por un demorado sistema de aprobación. Ahora basta con un registro. Al otro lado del mundo, China también anunció que facilitaría la aprobación de cultivos editados genéticamente con miras a garantizar la seguridad alimentaria de sus ciudadanos.
Si bien estos cambios de postura son significativos por ocurrir en Europa, la tesis del portal de divulgación científica alemán Transparenz Gentechnik es que la regulación de la edición genética no es un fenómeno continental, sino mundial.
El portal pone como ejemplo a países como Australia, Argentina e Israel, donde se basan en una distinción científica ampliamente aceptada: al no introducir ADN externo a un organismo, sino que “acelera” procesos que se pueden dar en la naturaleza, la edición genética sigue el mismo proceso regulatrorio que las plantas convencionales. Sin embargo, si hay alguna modificación genética o transgénesis usando técnicas de edición genética, estos organismos deben asegurar primero su inocuidad.
Otros, como Estados Unidos, Japón o Brasil, se ciñen a una aprobación de uso o cultivo de organismos editados caso por caso.
Este mismo método es el que están siguiendo Kenia y Nigeria, los únicos dos países africanos que están trabajando en su propio sistema regulatorio. Allí, el objetivo es utilizar biotecnología para tener cultivos resistentes a plagas y enfermedades locales.
Aunque aún le falta camino por recorrer, Ghana también parece estar perdiendo el miedo y varios investigadores locales han comenzado a trabajar en arroz y fríjol editados para resistir mejor plagas o absorber más eficientemente nutrientes del suelo.
Mientras tanto, la Unión Europea sigue en un largo proceso deliberativo sobre la edición genética. Para 2023, una comisión de la organización multinacional presentará su primera propuesta para adaptar las leyes frente a esta técnica conforme al avance científico. Sin embargo, desde Transparenz Gentechnik creen que el proceso tardará años en llegar a un fin.
Más información: Global crop gene editing advances as numerous countries break from European Union’s restrictive policies.